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El Agua y el Judaismo

Por Rabino Yonatan Neril[1]. Traducción por Dafna Neiman

Los seres humanos dependen de un suministro suficiente de agua dulce de alta calidad para su supervivencia. Debido a esta dependencia esencial, el Midrash simplemente llama al agua «vida».[2]  Al reconocer nuestra dependencia del agua, y en última instancia, nuestra dependencia de Di-s, podemos fortalecer nuestra apreciación y protección de nuestros preciados recursos naturales, y nuestra relación con el Creador del mundo.

En la Tierra de Israel antes de los tiempos modernos, la abundancia o hambruna de la sociedad agraria era regulada por la lluvia. Israel es un país semi-árido, sin grandes ríos. Recibe modestas precipitaciones, con un promedio inferior a 100 milímetros por año en el extremo sur, hasta 1.128 milímetros en el norte.[3] Hasta el siglo 20, la mayoría de la agricultura en Israel era de secano (alimentada por lluvias) y no de regadío; los agricultores dependían de las lluvias de invierno para poder comer y vivir. Los rabinos[4] enseñan que esta inseguridad en relación al agua es por diseño divino, para ayudarnos a darnos cuenta de que Di-s es el  proveedor último, no sólo de agua, sino de todas nuestras necesidades.[5]

En consecuencia, nuestros textos están llenos de apreciación por la lluvia, un profundo reconocimiento de la importancia del agua, oraciones implorando a Di-s que nos proporcione agua, y gratitud por las lluvias cuando llegan. Por ejemplo, el Dr. Jeremy Benstein señala que el hebreo bíblico contiene al menos seis palabras distintas para describir precipitación líquida (gueshem, matar, yore, malkosh, revivim, se’irim), que denotan diferentes tiempos e intensidades de las lluvias.[6]

Hoy en día, la industrialización de la distribución del agua ha aumentado la disponibilidad del agua, pero ha reducido nuestra apreciación por su importancia. Por lo general no vemos dónde se cultivan los alimentos, o la lluvia o el riego que alimentan los cultivos. Hoy el agua por tubería, llega directamente a nosotros, reemplazando la dependencia en las fuentes de agua locales.

Estas innovaciones nos han liberado de la carga de transportar el agua desde los arroyos y cisternas hasta nuestros hogares. Sin embargo, nos han cegado a ver de dónde proviene el agua de – tanto física como espiritualmente. Con esto, hemos perdido la experiencia profundamente arraigada del enorme valor del agua. Para muchos, esto es en parte una pérdida espiritual: una falta de conciencia  de nuestra dependencia última en Di-s para todas nuestras necesidades. Pero esto también tiene efectos prácticos muy importantes, porque donde la apreciación termina, el mal uso comienza.

El mundo se enfrenta de forma creciente a una crisis de agua, experimentada en su mayoría por aquellos en África, el Sur de Asia y China. La falta de agua potable suficiente es reconocida como la principal causa de muerte en el mundo. Unos 884 millones de personas en el mundo no tienen acceso a fuentes seguras de agua potable.[7] En los Estados Unidos, muchos condados en el oeste y sudeste experimentan un aumento de la escasez de agua, obligando las agencias del gobierno a regular el consumo y haciendo un llamado a la conservación.[8] Y en la Tierra de Israel, las principales fuentes de agua y el lago Kineret, han descendido por debajo de su línea roja en los últimos años, poniendo en peligro la calidad del agua.[9]

El agua por tubería y los campos de regadío nos dan la falsa impresión de que la disponibilidad de agua dulce es prácticamente ilimitada. Sin embargo, el agua dulce es escasa en el planeta tierra.[10] Estas tecnologías ocultan cómo el agua se está volviendo cada vez más limitada debido a una gran cantidad de factores, entre ellos el aumento de la demanda, el cambio climático y la contaminación de los suministros de agua dulce. ¿Puede nuestra sociedad disfrutar de agua por tubería y bombeo y al mismo tiempo utilizarla con prudencia? Para continuar con el uso moderno del agua a largo plazo, tendremos que desarrollar una conciencia más profunda sobre el agua.

La Torá se refiere a Di-s como la «Fuente de Aguas Vivas”.[11] El agua sigue siendo uno de los principales medios por los cuales Di-s nos da vida cada día. Nuestras oraciones diarias, llenas de referencias a la necesidad de lluvia, nos recuerdan las lecciones que nuestros antepasados ​​aprendieron sobre el agua. Podemos utilizar las enseñanzas de la Torá sobre la lluvia y el agua para ayudarnos a cultivar la apreciación por el agua y todo lo que usamos, y una conexión más profunda con Di-s. Orar por lluvia ayuda a desarrollar nuestra relación con nuestro Creador, al recordarnos que Di-s nos provee de agua – junto con todo lo que necesitamos – cada día. También genera dentro de nosotros un reconocimiento por el agua en sí – lo que nos puede inspirar a valorar y proteger lo que tenemos.

A continuación se presentan algunas acciones sencillas que puedes tomar para conservar el agua preciada:

• Enjabona tus platos con el agua apagada antes de enjuagarlos.
• Cierra el agua mientras te cepillas los dientes.
• Reflexiona sobre tu factura mensual de agua, recordando que cada gota se te da como un regalo. Si utilizas cerca de 870 litros al día, como una persona promedio en Estados Unidos, piensa acerca de áreas claves en que podrías reducir la cantidad que usas.

Para más medidas que puedes tomar, visita http://canfeinesharim.org/community/sukkos.php?page=21782)

[1]    Evonne Marzouk contribuyó significativamente en el desarrollo de este artículo.

[2]    Avot de Rabbi Natan 34:10. Esta introducción está basada en  is based on “Water: A Sukkos Drash”de  Dr. Akiva Wolf.

[3]    «Climate: Israel». U.S. Library of Congress, online en http://countrystudies.us/israel/36.htm  En comparación, Nueva York  promedia entre 710 y 1140 milímetros de lluvia o nieve por año. Normals & Extremes, Central Park, New York, 1869 to Present, National Weather Service Forecast Office, 01 Abril 2006.

[4]             Por ejemplo, Rab. Alex Israel enseña en relación a la lluvia en la Tierra de Israel: «La dependencia de la tierra montañosa hace que sea un lugar difícil para vivir. A través del libro del Génesis leemos sobre hambrunas periódicas en Canaán. Israel está destinado a vivir una vida de dependencia de Di-s. Este es el legado de Israel, su desafío histórico. La tierra de Israel es naturalmente insegura y esa es precisamente la razón por la que estaba destinada a Israel.«. Comentario a la Parasha Ekev 5766, originalmente publicado en el sitio web de Midreshet Lindenbaum, Jerusaslem.

[5]             El Talmud enseña que D-s riega la tierra de Israel personalmente, y el resto del mundo a través de un mensajero, como dice, Job 5:10, . Talmud Babilónico, Taanit 10a. Así, cuando la lluvia es retenida en Israel, es debido a la intervención Divina en respuesta a las acciones de Israel, tal como se menciona claramente en el segundo párrafo del Shemá.

[6]             “Forgotten Language of Rain,” Jerusalem Report, Otoño 2005

[7]             The 2010 Report of the World Health Organization/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation, disponible online en http://www.wssinfo.org/download.php?id_document=1289

[8]             Andrew Gumbel, “The wrath of 2007: America’s great drought,” The In dependent (UK) June 11, 2007, disponible online en  http://news.independent.co.uk/world/americas/article2643033.ece

[9]             Summer 2008, del  Ministerio de Medio Ambiente  Israeli, www.environment.gov.il  y Adam Teva v’Din, www.adamteva.org.il

[10]           The Science Advisory Board of Canfei Nesharim write: “Although water is seemingly abundant, the amount of fresh water is not.  97.5% of all water on Earth is salt water, leaving only 2.5% as fresh water. Nearly 70% of that fresh water is frozen in the icecaps of Antarctica and Greenland; most of the remainder is present as soil moisture, or lies in deep underground aquifers as groundwater not accessible to human use.  Less than 1% of the world’s fresh water (~0.007% of all water on earth) is accessible for direct human uses. This is the water found in lakes, rivers, reservoirs and those underground sources that are shallow enough to be tapped at an affordable cost. Only this amount is regularly renewed by rain and snowfall and is therefore available on a sustainable basis.  Water, however, is not equally distributed. Of the very small amount of water that is usable by humans, approximately 20% is in the Great Lakes of North America (equal to 84% of all surface freshwater in the US, with another 20% in the Russian Lake Baikal.”

[11]  Jeremías 2:12, 17:13